Migraciones guaraníticas

Las migraciones eran normales. 

... en los libros de historia los guaraníes son representados como un pueblo seminómade de cazadores guerreros y que se dedicaba a la agricultura de subsistencia, utilizando la técnica del rozado y la rotación de suelos. Esta clasificación en la vida diaria se traducía en que una aldea podía cambiar de sitio cada cinco o seis años. Sucedía cuando la tierra, agotada por las siembras no sistemáticas, perdía fertilidad y, por lo tanto, dejaba de dar buenas cosechas.  




Por lo general, el movimiento grupal comenzaba cuando el líder espiritual o chamán (figura de referencia y que competía en poder con el cacique) decía haber soñado con una tierra ideal. En verdad, la señal era una sequía o por la necesaria rotación de la tierra de la siembra. 
La marcha en la búsqueda de un nuevo asentamiento (de aquella Tierra Sin Mal de la leyenda) se iniciaba al poco tiempo de esa revelación onírica. Así, las familias enteras comenzaban a atravesar ríos a veces secos y otras tantas torrentosos. La marcha se detenía cuando una trompeta de caña tacuara sonaba. Ese sonido era la señal para indicar que el territorio para instalarse por fin había sido hallado. 
Entonces, los hombres talaban los árboles y quemaban las pasturas del sitio elegido. Así, la tierra estaba lista para ser sembrada ....
La siembra, además de una fuente de alimentos, era un ritual fundamental para los guaraníes. Por eso la primera de ellas en la nueva tierra era una ocasión de gran importancia para el grupo. Los cantos al ritmo de las maracas animaban a los bailarines. Ellos escondían sus rostros con máscaras de madera, que recordaban a sus antepasados muertos. Era a ellos, con esas danzas, a quienes les pedían fertilidad para los nuevos campos y también una nueva cosecha que les permitiera sobrevivir después de una larga marcha. 
Recién cuando la ceremonia terminaba, llegaba el momento de sembrar ... 

Misiones: Jesuitas & Guaraníes - Una experiencia única