Yo, tu, él ... quién es un "croto"?

Hay muchas palabras que usamos cotidianamente para referirnos a los temas más diversos ó, incluso, para hacer referencia a un grupo de personas ó alguna en particular. Sin embargo, en ocasiones el significado preciso ó la procedencia de ese término que para nosotros es habitual, escapa a nuestros conocimientos. He aquí una breve referencia a la etimología de la palabra "croto".   

Por allá por el año 1920 gobernaba la Provincia de Buenos Aires don José Camilo Crotto, a quien un grupo de señores ingleses (representantes de los intereses británicos en nuestro país, a través de los servicios ferroviarios), elevan una queja debido a la gran cantidad de paisanos que se colaba habitualmente en los trenes de carga. 


Tomando cartas en el asunto, el 7 de enero de ese año don José Camilo promueve una ley (Decreto N°3), por la cual se resuelve el entredicho, limitando a 12 colados por tren el número de personas que podrían viajar gratis en los vagones de carga vacíos (éstos trabajadores rurales, llamados habitualmente "golondrinas", se trasladaban a diferentes localidades del interior, donde presumían poder encontrar algún empleo, ya sea en el campo, o bien, doméstico).  


Cuando los oficiales de policía en la recorrida controlaban el número de pasajeros, contaban doce, haciendo bajar al resto. Ustedes siguen por Croto, decían. Y de "crotos" les quedó el nombre. Luego, con el correr del tiempo se deformó el uso del término, haciéndose extensivo a personas menesterosas. 

Algo más de información (fragmento extraído del libro El Medio Pelo en la Sociedad Argentina, de Arturo Jauretche). 

Sin acceso a la propiedad ni al comercio, el criollo del litoral será luego el peón ganadero, para lo que posee una técnica de que carece el inmigrante. También le quedarán reservados oficios que provienen de la "civilización del cuero", en tanto la talabartería industrial no lo vaya desalojando, o será resero, domador, carrero, actividades libres de la dependencia permanente del patrón estanciero. 
... se toleraba que en todos los rincones del campo hubiera ranchos con intrusos, que de padres a hijos se criaban allí, disponiendo de campo para su majadita, su tropilla, su lechera y sus gallinas; el estanciero hacía la vista gorda si veía algún cuero estaqueado y a lo sumo lo reclamaba para "las casas" ... el hombre no formaba parte del personal del establecimiento; changaba afuera: un arreo, unas alambradas, las esquilas, pocero, alguna vez en el pasto. El hombre sólo debía al estanciero su trabajo en la yerra, su voto en las elecciones y su lanza en las revoluciones. 
Esa economía patriarcal murió con el frigorífico y el refinamiento de las haciendas. 
Así que la población rural se hizo suburbana y se avecindó en los rancheríos de latas y desperdicios, crecieron los pueblos con esa población flotante que venía del campo .. ya no hubo hogar, sino simplemente un dormidero. Ya no hubo economía familiar, pues ésta se tornó numeraria, y el hombre empezó a vivir en la larga espera de la changa.  


En las aradas y en el pasto encontró algún trabajo en invierno ... a fin del año, 20 ó 30 días en la cosecha fina, y después a esperar el maíz con los primeros fríos, donde trabajaba toda la familia en cuadrilla, a destajo por bolsa...
Así nació el "croto" que ahuyentó al linyera. La miseria del croto corrió la pobreza del linyera: éste era el inmigrante golondrina (italiano generalmente) que, aprovechando la oposición del clima de los dos hemisferios empalmaba las cosechas de su país con las del nuestro. El golondrina no pudo competir con el brazo barato del peón criollo ....

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