La primera conscripción de la ley del servicio militar
obligatorio realizó maniobras en las sierras de este nombre en el suroeste de
la provincia de Buenos Aires en 1896, bajo las órdenes del General Luis María
Campos, y esto ocurrió cuando el conflicto con Chile agitaba la opinión
pública. Así se sumaron a la novedad, un estado de tensión patriótica y la
incorporación de una juventud para la que la vida en campamento era una
aventura, pues hasta entonces el ejército había estado formado por los milicos
de los regimientos de línea y una oficialidad que se había hecho en el rigor de
la vida cuartelera y de campaña con una formación casi exclusivamente empírica.
La conscripción de Curu Malal tuvo en cierta medida el
prestigio social de los rifleros del 80 para la “jeneusse dorée” de principios
de siglo, se fue embelleciendo con el recuerdo y terminó por incorporarse al
patrimonio social familiar. Eliminados estos factores, decir conscripto de
Curu Malal en la esquela fúnebre que es donde aparece, es como decir José Pérez
clase 1915 o 1926. Pero la frase “Conscripto de Curu Malal” ha terminado por tener
una cierta resonancia bélica, como quien dice “Campaña del Desierto” ó
“Guerrero del Paraguay”.
La referencia va desapareciendo porque desgraciadamente
también se extinguen los conscriptos que eran respetables señores bigotudos …
El medio pelo de la sociedad argentina – Arturo Jauretche .